lunes, 29 de noviembre de 2010

Corazón de albóndiga. 1º parte.







Corazón de albóndiga. 1º parte.


Noviembre, llueve sin parar y hace frío. Por fin un poco de cordura en el tiempo.

Marisa mira por la ventana las cortinas de lluvia. EL cielo gris cubierto de nubes blancas la hipnotiza…Todo está tan tranquilo…

De pronto suena el teléfono sacándola de su ensimismamiento. Suelta la carne que tiene en las manos y se limpia con un paño para contestar.

Es su madre para ver qué tal ha ido la mañana. Le cuenta los detalles de su trabajo, de cómo está el tiempo allí, y lo que iba a cocinar.


-Y tú hija? Qué vas a hacer hoy?

-Pues albóndigas.

-Ah mira qué bien, bueno no comas muchas ya sabes…vigila la dieta…

-Ay síi mamáa, tampoco pasa nada por unas inocentes albondiguitas…Además, me estás llamando gorda?

-No no, pero vamos, que tú sabes que flaquita tampoco estás…Bueno, anda, te dejo cocinar tranquila antes de que me cuelgues jajaja. Besos hija, hasta mañana.

-Jajaja, ya me vengaré ya…un beso, hasta mañana.


“Albóndigas”…resuena la palabra en su mente…Algo se mueve en su interior, siente un peso en el pecho...Entonces recuerda algo que había olvidado hacía mucho tiempo.......

Y mientras vuelve a amasar la mezcla de carne entre sus manos, su mente ya se ha transportado a otro lugar, a otra época años atrás…


Aquí comienza la historia de Marisa,

que cuenta como una chica normal

llegó a cambiar su corazón de mujer,

por un corazón de albóndiga.



Polígono industrial Monte Norte, un pequeño restaurante en una de las calles principales.

13:15 , el salón está abarrotado de gente, así como la barra. En la cocina no dan a vasto.

Marisa trabaja como camarera. Es rápida, y eficaz, y aunque es muy tímida, lo disimula de maravilla con los clientes. Quizás por eso eligió ese trabajo, para poder relacionarse con otras personas “ a la fuerza”. Marisa reniega de su dolor de pies, del humo del tabaco, del ruido del bullicio, pero cuando llega a casa y no hay nadie, agradece saber que al día siguiente volverá al restaurante.

13:22 Entra por la puerta Salva. Empapado de lluvia pues fuera no para de llover.

Salva trabaja en frente del restaurante en una clínica de diagnóstico. Es enfermero.

También es un chico tímido, pero de gran corazón y energía. Le encanta ayudar a la gente, querer y cuidar de los suyos, hacerles reír con sus payasadas…

Pero Salva siempre come solo. Siempre va y viene solo en su coche.

Se sienta en la única mesa que acaba de quedar libre, cerca de la puerta. Y mientras sacude el agua de su abrigo, espera paciente a que Marisa retire los restos de la comida anterior y le sirva.

Le gusta ver la sonrisa que Marisa tiene para todo el mundo. Le gusta ver la agilidad de sus manos, y cómo se escapan mechones del recogido de su pelo.

A Marisa por su parte, le gusta este cliente. Es muy tranquilo, y educado de voz serena, no fuma por lo que le agrada ir a su mesa, y tiene algo en la cara que la pone de buen humor. Le gustan sus ojos; son sinceros y profundos, como un lago en calma. Diría sin equivocarse que es buena persona.

En cuanto le ve sentarse en la mesa, se apresura a retirar los platos, la limpia y le da el menú....



3 comentarios:

Yo dijo...

Jo

Qué potito. Y a mí que esto me huele a bonita historia de amor entre Marisa y Salva... jajajaja. Espero que éste sea tu relato con final feliz... y Salva se coma la albondiga de Marisa. El corazón. Que era de albondiga. Se me había entendido ¿no? jajajaja :P

Un besitooooo ^^


PD: Espero impaciente las demás partes ^^

emperatriz dijo...

Yo

Me alegro que te guste :)

Hoy puedo ponerte la 2º parte porque ya la tenía escrita...Me temo que la hsitoria me va a salir larguilla y no sé cuando voy a poder continuarla :S

De pronto me he quedado sin tiempo :(

Espero poder ponerme al día con los comentarios y no dejar atrás los post.

En cuanto a lo de comerle la albóndiga...Menos mal que no lo llamé "corazón de lomo embuchado"...

XDDD

Quizás dé para una secuela, pero no lo pondría en este blog, creo jajaja

Las cosas que me haces decirrr!!!!!

En cuanto a lo del final...No lo sée no lo sée, no prometo nada...De momento no es de llorar, no? habla de algo alegre como las albóndigas...Pues no me pidáis más, que con todas las partes que quedan por escribir aun puede pasar de todo!!

( y conociéndome a mi...ya sabes lo que te dije el otro día sobre los finales....A lo mejor podría dejarla en ..."continuará" ;) )

Ya veremos

Bueno un besito locatiwisca !

Yo dijo...

¡Qué dices Amparo! de dejarme a medias nada ¿eh?. ¿O quieres reabrir de nuevo el debate: "el final de lo que el viento se llevó: sí o no"?. Ni se te ocurra ponerme un final como ese ¿eh? Que te veo...

Esto tiene que acabar, como poco, con un "Y fueron felices y comieron albondigas" jajajaja

Yo empecé a escribir un relato que dejé a medias. Se lo envié a Kike para que me diera una primera impresión y se medio descojonó porque bueno... Dentro de lo que viene siendo mi linea me estaba planteando la idea de avanzar "un paso" más jajaja (qué bien hablo cuando quiero, si es que estoy desperdiciá... ¿se me entiende? jajaja). Pero me dijo algo así como: ¿Seguro que lo quieres subir? ¿tú sabes la que te pueden liar en los comentarios?. Vamos, fue leerlo él y no veas la coña que nos trajimos... Decidí titularlo: "Y de postre, pizza" jajaja. Pero ahí lo tengo. Por un lado me gustaría ponerlo porque sería algo "diferente" pero por otro me da corte, porque sé que en mi casa mi hermana y mi madre leen el blog... así que bueno... jajaja. Pero vamos que pensaba ponerlo en plan light no vayas a pensar que una nunca sabe si la están leyendo en horario infantil o no jajaja.

La cosa es que sé cómo seguirlo pero no se me ocurre cómo cerrarlo. Quiero decir que no le veo un argumento más allá de la mera descripición de una situación cotidiana. Por eso lo he dejao aparcao y me he puesto con otro del que, nuevamente, se me han ocurrío dos formas de acabarlo jajajaja

En fin, besos loqui. Si decides seguirlo en el otro blog, date cuen de que hay gente que te lee aquí que no podrá terminar de leerlo allí, papafrita :D