martes, 7 de octubre de 2008

el corazón de Elena





Latió y después sólo le siguió el silencio.

Pensó entonces que que no podía ser tan grave, pero su corazón se le acababa de romper.

Le había reventado, entre el pulmón y las costillas
.
A qué suena un corazón que no late?


Caminaba serpenteante y escurridiza como humo de tabaco que se esparce sin querer, hasta desaparecer por completo.
El pecho , le seguía pesando, pues aunque roto, su corazón aún estaba allí.


Pensaba si vivir a medias le reportaría algún sentido a su invisible existencia.
Caminaba, y no veía nada...se le perdía el verde los arboles, el rojo de los autobuses..y hasta el azul del cielo había dejado de ser azul para ofrecer un negro pardusco sin estrellas ni nada más, que nubes de atrezzo.
Se le perdía el sonido de los pajaros, de la gente, de la calle, y de los sueños.
Se perdía ella en medio de silencios y ausencias, en medio del desierto carnaval entre el trabajo y la cena, en medio de la siesta y la comida indigesta.
Se perdía su voz...
Y con ella su mirada de fantasma enamorada..
Se buscó con las manos, en el último instante antes de caer al suelo, su escote, y rasgando la blusa, abrió la carne e introduciendo los dedos apartó los huesos y rescató su corazón.

Partido. Ensangrentado. Lo contempló borroso y descolorido, por primera y última vez...
Ese corazón roto: Quién podría quererlo? Quién podría salvarlo?
Se cerrarón sus parpados automáticamente.
Ya la calle había desaparecido para ese entonces, y nada a su alrededor existía ya.

Su cuerpo...apenas transparente, se esfumó en su totalidad...

Tirada en el suelo, en mitad de ninguna parte quedó una pequeña mancha gris de sangre donde segundos antes cayera su corazón.

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