miércoles, 15 de octubre de 2014

Las que cosas que sé de ti y viceversa.



Buceando por tus sentimientos, me sumerjo cada vez más y más profundo tratando de descifrar y comprender los entresijos de tu mente, las ilusiones que alumbran tu mirada, y los temores que te  ahogan.

Te percibo con la ingenuidad de quien cree conocer a alguien por completo...

Voy captando los registros en el tono de tu voz, sé sin mirarte cuando tu boca se está torciendo en una mueca, igualmente imagino cuando tu ceño está fruncido, o cuando duermes a pierna suelta.

Sé antes de que me lo digas, cuando vas a enamorarte, y de quién.

Me visto con tu piel y no duermo sólo al amparo de tu calor, sino también al de tu esencia, la cual respira toda la humanidad que rebosa por tus poros.

Así me he puesto en tu pellejo, de tanto estar contigo, de tanto ser tú y dejar que tú fueras yo, desbrozándome entera en palabras, como una fiel extensión de tus propios anhelos.

Ahora tienes veinte dedos para hacer música triste, para dibujar personajes de cuentos o para hacer reir.

Pero déjame traicionarte y desvelar aquello que ni querías oir. Aquello que temes y que esperas.


miércoles, 30 de abril de 2014

In memorian.







Al pensar en ti, no puedo decir que sienta que me invada la poesía y el romanticismo, y sin embargo, si oigo o leo las palabras pasión, amor, paz, complicidad, risas, familia...desfilan en mi mente un tropel de imágenes de nuestra vida en común.

Lo he repasado una y mil veces y no hay nada que yo pudiera haber hecho para que el final hubiera sido otro. Sí que me arrepiento de cosas, claro, ninguno fuimos perfectos. Querría haberte sabido querer mejor, y más cada día. Pero te juro que te amaba. Y esta distancia eterna me está rompiendo el corazón.

Me esfuerzo por honrar tu memoria, trabajando duro en aquello en lo que tanto me insistías: mi felicidad y mi porvenir.

Pero cuesta dejar que pasen los años, e ir mirando simplemente atrás para poder encontrarte en algún resquicio de la memoria que fue. Y sobretodo saber que ya no estarás para formar parte de más nada, ni de mi vida ni de la tuya. Es tan triste.

Cuán agrios fueron los años contigo. En cierto modo quisiste tranquilizarme. Hasta en eso me cuidaste alargando hasta el último minuto tu exacerbada conformidad y generosidad.

Yo sólo quería que fueras feliz y sujetar tu mano hasta el final.
Pero, y ahora qué?