martes, 30 de marzo de 2010

Una Garrafa de Queroseno



Ya había terminado la botella de vodka. Cayó sobre la alfombra junto a otras, dandole la bienvenida con un tintineo peligroso.
En la esquina del salón una garrafa de queroseno.
Me miraba.

Una niebla flotaba sobre ella,
Era hipnótica, bailaba, cual etérea serpiente de ojos rojos como carbones encendidos,
Susurrandome una y otra vez.
-Puedo salir, dejame salir.
-Tengo hambre.
-¿Porqué no llamas a mi amiga?.

A mi izquierda estaba su amiga.
Otra botella de vodka completamente llena.
-jajajaja ven mi "amiga" te ves tan sola.
Escupí su tapón bien lejos y la besé como solo se besa a una amante.

Allí estaba la garrafa de queroseno. Ahora la veía en una niebla como el genio que ha salido de su prisión, con sus malditos ojos rojos, mirandome como una cobra.

-Dame lo que deseo, me dice una y otra vez.
Hasta que me revuelvo y con los labios dormidos por el alcohol le digo.
-¿Que deseas?, perro.
-Libertad dame un poco solo. He venido por que me llamaste, ¿no lo recuerdas? He venido por que me vas a pedir algo.
-Quieres que haga algo por ti, algo que no te atreves a hacer.
Mi amiga casi te ha convencido ya ¿verdad?.
-Es la única forma de terminar esto. -Me susurra-. Ya casi está hecho mira tus manos.
En mis manos aparecen cortes y arañazos en mis brazos, un trozo de cuerda en mis pies y un cuchillo en el suelo junto a ella.
Todo es confuso pero hay algo terrible en todo aquello. Una vez más esa cobra sobre la garrafa de queroseno me grita.
-¡¡¡Dame libertad!!!. Lanzo a su amiga contra la pared y estalla en mil pedazos.
-Terminemos de una vez. Una voz extraña sale de mi, rebusco en mi bolsillo allí están las cerillas, me acerco y tomo la garrafa su peso me da seguridad a pesar de que me tambaleo.
La destapo y rocío el suelo y los muebles con ella aliviando su peso me muevo por la casa vertiendo su contenido hasta que llego a una habitación cerrada allí la dejo caer y terminando de vertirse , la niebla se forma en el pasillo.
-¿Quieres verme verdad? Para eso me has llamado, ¿ a que esperas?. !Hazlo de una vez ¡.
Me seco las manos como puedo en los pantalones y el pulso me tiembla, arranco tres cerillas e intento encenderlas pero caen de mis manos echas pedazos , repito la operación y esta vez una de ellas prende; la lanzo contra la pared y se forma una llama, en unos segundo una sierpe de fuego se enrosca por toda la casa , ahora la oigo decir una sola cosa .
-Era lo que tu querías, era lo que tu querías.

La sierpe se alimenta y se hace cada vez más grande, el calor es insoportable tengo que salir de allí. Aunque algo me dice que no estoy solo, huyo corriendo torpemente, mis ropas se prenden y salgo al campo tirandome al suelo, logro deshacerme de mi camisa y evito quemarme más. Agotado de rodillas en el césped miro mi obra.
La casa en llamas ilumina todo el sendero aislado que llega a ella, en esta noche ninguna estrella será mas luminosa que ella.
Entonces veo tu figura contra la ventana, has logrado desatarte y has llegado a la ventana la golpeas y me tienes hipnotizado con tus movimientos. Tu figura desaparece del ventanal y la silla en la que te había atado sale despedida por ella. Vas a saltar (pienso) y lo haces con desesperación. Caes a unos metros de mi, te sigo absorto con la mirada, caes y te contorsionas en el césped con una fractura abierta en tu pierna que sangra de forma abundante, gritas y gritas .
Me acerco a ti, me miras pidiendome ayuda incomprensiblemente. A pesar de eso yo solo puedo admirarte pues estas bella en tu lucha por vivir. Sollozas y no dices nada.
En la lejanía se oye un motor , en breve aparecen unos faros por el camino, es un coche que se acerca rápidamente.
Me agacho y te digo.
-Te quiero tanto que tu nunca llegarás a entenderlo. Beso tu frente y me acerco al camino. El coche se detiene en seco y la ventanilla del copiloto se baja y desde el volante un tipo duro me mira, sonríe y escupe tabaco de mascar antes de decirme.
-Sube te sacaré de aquí.
Me monto y me dice .-¿que tal Ediie?, solo mi madre me llamaba así.-A mi puedes llamarme "El Conductor".

lunes, 29 de marzo de 2010

Angelada. Con todo mi corazón.



Salí corriendo de la cama en cuanto percibí tu ausencia.
Las sábanas aun estaban calientes en tu lado.

Mi corazón se aceleró.

Por no perder tiempo ni me puse las zapatillas.
Por algún motivo estaba llena de ansiedad y de preocupación.

¿Dónde estabas? ¿A dónde habías ido?

Tenía que alcanzarte, ese era mi único objetivo.
Abrí la puerta y salí al pasillo el cual recorrí torpemente a oscuras , pues con la prisa no encontré los interruptores de la luz.

No estabas en el salón, ni en la cocina ni en el baño.
Te seguí más allá de la puerta, por las escaleras.

No podía creer que hubieras salido en plena noche.

Mis pies se atropellaban, y yo sólo podía escuchar mis propios jadeos, mi respiración tan fuerte y agitada. Los fuertes golpes de mi corazón martilleando dentro de mi pecho.
No sé como llegué a la calle, pero una vez allí, te vi.

Sabía que te acababas de levantar, y aunque era inconcevible para mi, sabía también que habías salido de mi vida aprovechando mi plácido sueño junto a ti.
No encendiste las luces para no despertarme y poder huir así sin problemas de mis brazos.

Allí estabas tú, de espaldas, ahora sí más calmado una vez en la calle.
Con tu abrigo negro, tu bolsa en una mano y el movil en la otra.
¿Con quién estabas hablando?

Quise gritar llena de ira, de miedo, y de desesperación. Las interrogantes me corroían. Pero me quedé muda allí mismo en el rellano.

¿Realmente no me oias jadear? O quizás siemplemente te comportabas igual de frio conmigo , como siempre lo ha habías hecho. Tan impasible.

Yo nunca fui así contigo.

Pese a todo te dejo doblar la esquina y desaparecer de mi vida para siempre.
De nuestras vidas...

Siento náuseas y frio, y ganas de meterme en la cama a llorar. Noto como me estoy rompiendo, y casi por inercia regreso a casa.

Me digo a mi misma que es una pesadilla.
Me digo a mi misma metida en la cama y abrazada a mi vientre, que pronto te abrazaré a ti, y sentiré tu calor, tu aroma, tu abrazo, tu amor, tu aliento tan amado...

Y así, contándome este cuento , logro dormirme entre lágrimas.

Mi cama conserva tu ausencia, pero yo conservo lo más importante.

Ahora sé que siempre que me despierte tendré pleno mi corazón.