lunes, 20 de octubre de 2008

mensaje en una botella







“Hola, a quien sea.”

Un mensaje en una botella.

Decía…
Lo recuerdo muy bien :


“….Ya no me quedan lágrimas en mis ojos, se me han secado, y no puedo ver mas allá de mis pies en la barca.
Estoy perdida, en mitad de alguna parte.
Estoy sola.
Tengo sed, tengo hambre.
De sobra podéis suponer la tristeza que me invade por saber que no voy a poder volver a ver a nadie, a mis padres, a mis amigos, a mi esposo. A ninguna persona que pudiera ahora simplemente darme un abrazo y entender este calvario.

Ya no siento miedo, como lo sentí los primeros días. De perderme, de ahogarme, de sufrir toda clase de inimaginables penalidades.
Tenía miedo de mi propio sufrimiento. Pero, todo eso ya lo he pasado, ya lo he vivido, y ya no tengo más miedo.

Ahora sé que no quiero sufrir más, porque, la verdad es que, se pasa tan mal.
Me agarré a esta barca salvavidas como una desesperada, pues, era mi única posibilidad de salvación, o al menos eso debí pensar entonces.
Ahora, lo que entiendo tras eso, es que, no podía salvarme, no debía hacerlo.

Estoy muy cansada, pero, no quiero dormir, no quiero, no sea que después me resulte imposible el despertar. O que justo pase cerca un barco o helicóptero de rescate, y no me vean, ni yo a ellos.

Por las noches el frío se hinca en mí, tensando mi musculatura, helando mis huesos, amoratando mis labios,, la humedad que se mete por mi nariz hasta mis pulmones, destrozando todo a su paso, el oleaje terrorífico.., la verdad es que no me dejan dormir mucho.
Y durante el día, es aun más peligroso, el sol, me ha quemado la piel, tanto que toda yo soy ampollas y costras de sangre, el pellejo muerto sobre mi piel, se arruga y deja al aire mi carne que , también se muere, bajo el sol inclemente.
No podría llorar aunque quisiera.

He optado, por cerrar mis ojos, para no ver esta realidad, y soñar, irme lejos a vivir otra realidad, otra en la que, no sienta tantísimo dolor.
Otra en la que mis amigos me rodeen.
Otra en la que sean sus labios los que humedezcan mis labios con su saliva.
Otra en la que, no desee estar muerta.

Yo quiero vivir, pero, quiero vivir esa otra realidad.
No quiero vivir esta que me ha tocado en suerte, o en desgracia.

No quiero sentir, esta pena profunda. Insoportable.
Me he vuelto loca seguramente.
Porque, es inhumano sufrir tanto, y , mis pensamientos ya vuelan hacia esas tardes en las que me metía a cocinar empanadas, para la cena mientras me tomaba algo fresquito, ummm….ya vuelan, hacía mi cama, mi colchón blandito, tan cómodo, tan caliente bajo el edredón, a salvo, en su penumbra, con mi música envolviéndome. Con sus brazos, protegiéndome.

A veces creo oír que me llaman, oigo mi nombre.
Pero, seguramente lo hago en sueños, o me he vuelto loca efectivamente, y sufro alucinaciones y delirios.

Quiero dormirme profundamente, en un sueño sin sueño.
La verdad es que, cuando me despierto, y veo lo sola y dolorida que estoy, las salpicaduras del agua salada sobre mi cuerpo, me hacen pensar.

Me han hecho pensar, que…
Aunque desearía seguir esperando, soñando, …de todas maneras, me estoy muriendo.

He perdido mucha sangre, estoy completamente deshidratada, hambrienta.
Con llagas y heridas, tan mareada, tan…

..tan….

Si al menos supiera donde estoy.

Si al menos supiera donde hay un barco, donde esta el barco que tanto espero.
Con todas mis heridas abiertas, y con toda la sal del mar, me tiraría al agua, para nadar en su dirección.
Sí.
Eso haría.
Creo que aun me quedan fuerzas suficientes.
Pero, es que no sé, donde está, no sé hacia donde he de nadar, no sé para donde tengo que ir.
Podéis comprender ahora cual es mi desesperación ?

Quiero pero no puedo.
Mi cuerpo no aguanta, mi carne infectada, se pudre ante mi mirada, mientras las horas se hacen interminablemente extrañas.
Como en una locura, o en una pesadilla…

No voy a volver a ver a nadie.
Me están buscando y lo sé.
Están sufriendo, y más que van a sufrir cuando se enteren, si se enteran.
Supongo, que, se tendrán que hacer a la idea.
Sólo espero, que tras esta carta, puedan entenderme, y perdonarme si me rindo, si me muero.
Si me hundo en ese sueño sin sueño que me busca y me insiste.

Que sepan solamente, que, ya está decidido, que nunca más me verán, ni volverá su hija, ni su hermana, ni su mujer.
Que el destino, hasta ahora, parece ser más fuerte.

Jamás mis hijos verán la luz del mundo.
Qué pena más grande…

Y ni siquiera puedo llorar por ellos, ni por mí….”


Un mensaje en una botella.
Decía claramente, lo recuerdo muy bien…:

“..Te quiero, y te querré siempre y por siempre mi amor, mi eterno amor, mi amor que nunca me deja sola, que nunca, me abandona, que está conmigo en esta barca, en este mar azul, diciéndome al oído lo mucho que significo en su vida…Mi amor que está aquí, y me acarícia y me cura mis heridas, y me coge en sus brazos y ya me está llevando a casa, a nuestra casa, …sí….
Gracias mi amor, por venir a por mi “

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