domingo, 17 de octubre de 2010

Justos por pecadores.



Martina paseaba por los jardines de su palacio.
Sostenía en una de sus manos un pañuelo y en la otra su teléfono móvil.
Lloraba…Sin poder parar…
Su móvil sonaba pero ella no quería cogerlo…Su sonido le hería el corazón.
Como un mazado de realidad que destroza cuanto encuentra a su paso.
Se sentía tan triste y tan sola…que no podía reprimirse más y finalmente contestó…

-Amor, no temas más, ya verás como con el tiempo curarán tus heridas, yo estaré aquí, esperándote…Estas construyendo un castillo de gruesos muros, verás como con el tiempo, enterrarás todo el daño del pasado, y podrás ser feliz. Y nadie podrá herirte, y yo…te seguiré queriendo, seremos felices ya lo verás…Así que no digas más tonterías….
-No son tonterías príncipe Erik…no puedo amar…Estoy rota. Me han roto. Pero tú no me escuchas tú no me haces caso…Y yo te quiero demasiado para alejarme de ti….Pero te haré daño…Y a mi misma…
Tengo el miedo metido en el alma, y no se puede vivir así, no se puede amar si no se confía.
Mi vida ya no vale nada amor…No seas tonto…Aun estás a tiempo…

Y el llanto la obligó a colgar y apagar el móvil para que no siguiera sonando.
Pero como siempre que él le hablaba, sus palabras retumbaron en su conciencia.
Se sentía culpable, asustada, y estúpida. Y sobre todo se sentía perdida.
Perdida….

Reparó entonces en algo que él le había dicho….Y como quién ve la luz, corrió hacia su torre.
Cerró por dentro la puerta de su torre, y subió hasta su habitación.
Allí tenía todo lo que necesitaba, de hecho llevaba una vida muy cómoda.
Hacía siglos, los que mandaron construir aquel palacio habían pensado en todas las comodidades en caso de enfermedad, epidemia, o guerra.
De modo que mediante un complejo sistema de poleas y pasadizos, todas las habitaciones reales estaban dotadas de una ventanita en la pared y un largo y complejo pasillo que discurría horizontal y verticalmente conectando con la cocina, la biblioteca, la botica, etc…
Martina fue poco a poco tapiando sus propias paredes convirtiéndolas en gruesos muros del ladrillo más fuerte.
Tapió las puertas y en las ventanas colocó rejas que sólo podrían ser abiertas desde dentro.
Al cabo de un mes, su torre y sus habitaciones eran toda una fortificación, impenetrable.
A la que no se podía entrar y de la que no se podía salir.
Entonces encendió de nuevo su móvil y tumbada en la cama, más sola que nunca pero a salvo , decidió leer un libro mientras esperaba su primera llamada.
Y la llamada no se hizo esperar.

-¿Amor? ¿Qué has estado haciendo? No hay manera de encontrarte! Me tienes muy preocupado. Ahora que sé que estás bien, permíteme que vaya a verte, te echo tanto de menos…
-Cielo, escuché tus palabras, cómo siempre hago…Y tenías razón…En eso de construir un castillo de gruesos muros…Para que nadie volviera a hacerme daño nunca más…
Lo he hecho! Ahora estaré a salvo!
-Bien, cuando vaya me lo cuentas todo amor.
-No me has entendido, lo he hecho de verdad…
No podrás entrar aquí dentro, ni tú ni nadie.
Nunca.

Y así fue como la princesa Martina, vivió el resto de sus días defendiendo sus murallas, arreglando los ladrillos que se venían abajo por la mala construcción, o por los ataques que sufría en los intentos de invadir su torre.
Nunca le faltó de nada…Al menos no lo indispensable para sobrevivir…
Y tratando de protegerse a toda costa del dolor, pagó un alto precio ; el no volver a ser feliz jamás.



7 comentarios:

viktoria dijo...

Qué historia tan bonita!!!

Cuantos muros creamos para evitar hacernos daño, alejarnos.

Es triste que Martina tomara esa decisión de pagar tan alto precio.

Pero has sabido relatar muy bien, como a veces no podemos hacer otra cosa, para evitar que nos hagan daño.

Preciosa entrada, es un relato que entra en el corazón de una forma impactante, esa es la palabra

Precioso, como siempre.


Gracias por comentarme.

Yo dijo...

Pos a mí me ha encantao. Es más. Me he sentido muy identificada con la tipa :D

Yo soy una persona muy buena y muy obediente. Si me dicen que acorace mi castillo, lo más probable es que lo haga. Pero que lo haga con caracter general y para siempre. Por eso siempre digo que hay que tener cuidado con lo que se desea o con lo que se dice. Porque cabe la posibilidad de que te hagan caso ;)

Un besitooo ^^

sueño dijo...

Vamos... Bucay total xd. Me encanta jajaja, pero con un toque de empe. (alguien diria... pro kon un toke xd xd) jajaja

Es bueno protegerse como dice el cuento, pero hay un día que uno mismo ha de tirar esos muros, y digo uno mismo porque no sirve que lo hagan los demás.

Es como la crema solar, uno mismo tiene que preocuparse de ponersela uno mismo porque si no te quemas xd.
Pues eso...
llegado el momento a coger el mazo y destrozarlos, si es con ayuda mejor, eso sí.
Pero fuera, hay mundo.

un beso.

sueño dijo...

Vamos... Bucay total xd. Me encanta jajaja, pero con un toque de empe. (alguien diria... pro kon un toke xd xd) jajaja

Es bueno protegerse como dice el cuento, pero hay un día que uno mismo ha de tirar esos muros, y digo uno mismo porque no sirve que lo hagan los demás.

Es como la crema solar, uno mismo tiene que preocuparse de ponersela uno mismo porque si no te quemas xd.
Pues eso...
llegado el momento a coger el mazo y destrozarlos, si es con ayuda mejor, eso sí.
Pero fuera, hay mundo.

un beso.

Jose dijo...

Uff, bonito cuento.

Yo también me siento identificado. Me meto en el caparazón para que nada me haga daño, aunque en realidad así me hago más daño. Pero no aprendo y sigo en las mismas.

Porque en vez de soltar el dolor para que se vaya, lo tragas y se va acumulando, haciendo una bola angustiosa.

Creo que tengo un textillo sobre el mismo tema, pero mi palacio es de cristal, frágil y siempre acaba resquebrajándose.

Me dijo Yo que pasara por aquí, lo he estado haciendo en silencio porque no tenía mucho tiempo para comentar, pero bueno, al fin me he decidido.

Enhorabuena por el cuento, me encantó, os seguiré leyendo.

Saludos.

emperatriz dijo...

Viktoria

Muchas gracias, me alegro que te haya gustado.

La verdad es que no son palabras al azar.

A veces uno sufre tanto...Que con tal de no sufrir más, crea esos muros...Y es una defensa necesaria pero muy peligrosa.

Besos ^^ y de nada , es un placer :)



YO

Jajaja, tú eres buena y obediente???

No te lo crees ni tú XDDD

Besitossss :P


Sueño

Ojalá fuera tan sencillo coger un mazo y tirar los muros que te protegen.

Ojalá uno pudiera decidir cuando dejar de tener miedo.

En todo caso podemos elegir luchar, siempre luchar...

Otro pá ti


Jose

Bienvenido!!

Gracias por comentarme, me alegra que te esté gustando lo que lees :)

Es cierto que solemos encerrarnos debajo de un caparazón de dolor, incluso cuando ya no hay motivos, continuamos ahí...

Y eso nos hace sufrir también, curioso no?

Me pasaré por tu blog y espero leer ese cuentito tuyo con paredes de cristal ;)

Besos

Yo dijo...

Mari Empe, yo siempre digo, que doy a los demás lo que quieren de mí... Aunque no me lo digan expresamente... Por eso digo que soy buena y obediente... :D

Si pudiendo tener una cosa, elegiste otra. Tal vez no de forma expresa, pero sí tácita... Pues yo... te lo doy :D

Hablando en plata, si pudiendo estar conmigo preferiste no hacerlo y, en ese sentido, "elegiste" que me fuera... pues yo me voy. Y me voy no para hoy. Sino para hoy, mañana y siempre. Hay que ser consecuente con lo que se decide y aprender a asumir que toda acción tiene una reacción y una repercusión (acción, reacción, repercusión... moving... jajaja xD)

No hay cosa que más me fastidie que la gente no asuma las consecuencias de sus actos y después vengan como si nada. No perdona, tú lo quisiste así, si no sabes ser consecuente, ahí estoy yo para ayudarte a que lo seas.