miércoles, 13 de mayo de 2009

El Dolor de Elena

Las notas de la canción cortaban su ánimo como cuchillas improvisadas.
Cada gemido se convertía en parte de su propio dolor, en la voz que porteaba aquella sangre invisible.
Pero la canción seguía sonando una y otra vez.
Como un martitio acaso.

Se sentía en las últimas semanas como tantos personajes de los que había leido en sus libros. Se sentía tremendamente frágil, absolutamente sola, poderosamente seca ante la pena acuciante. El insomnio era el llanto que sus ojos no podían emitir.
El escozor en el filo de sus parpados sería todo lo que lograría.
La vieja y necesaria costumbre de callar y ocultar su aflicción a los demás, ahora la dominaba, ocultándoselo también a si misma.

Podría decirse que se había olvidado de como se lloraba.
Tumbada en su blando colchón, descubierta y fría contra el calor de la noche, sudaba y respiraba entrecortadamente. Lo cierto era que cuando lo pasaba mal, cuando sufría, necesitaba llorar. A ella le gustaba ponerse ese tipo de canciones tristes que desataran su trsiteza y le ayudaran a sacarla fuera, para poder superarlo y seguir adelante.
Pero ahora no podía, no sabía, o ...No quería? Y la llevaba dentro de sí, a diario, a cada momento, desgarrándole por dentro las ganas de vivir.

Y la canción seguía sonando y su corazón estremeciéndose cada vez.

Elena soñaría con los ojos fijos como platos en algún punto imposible de su maltrecha imaginación. Dejaría que una noche más las horas se hicieran sus complices, y le acariciaran lentamente hasta el amanecer, cediéndosela entonces a él, para que la venciera tranquila en un sueño sin sueño.

Y es que ahora sí encontraba piedad en aquella soledad asfixiante. Lograba respirar aun con el pecho hundido, aun con los dedos dormidos. Se estaba trasformando en noche, en estrella quizás, silenciosa y lejana, insensible.

Sí, ella era ahora noche.
Y estaba dispuesta a permitir que así fuera del todo, una larga y tranquila hermosa noche negra, silenciosa, vacía de odios. Ahora hasta el dolor le acompañaba, y le calmaba.

Su dulce y fiel Dolor.
Su eterno y querido compañero de por vida, de por noche.

"Have I found you?"

1 comentario:

sueño dijo...

Hermoso y dolorosamente triste.
La verdad que no me gustaria estar en la piel de tu personaje. Porque describes tan bien su dolor que me parece propio.
un beso hermana.