sábado, 2 de noviembre de 2013

Corazón de albóndiga 5ª parte




Pasaron los días...

Al principio pensó mil cosas diferentes...se puso mil excusas y mil veces le condenó y perdonó.
Esperó....

Y no volvió a verle jamás en su mesa ni en ninguna otra mesa, ni en el desayuno ni en la hora del menú.
Cada vez que tenía que servir albóndigas, le entraban nauseas.

Tragó saliva durante semanas, durante meses esperó verle atravesar la puerta, levantar la cabeza de forma casual y encontrarle ahí, angustiado con alguna buena explicación...

Pero perdió la esperanza...con el tiempo, pues...al fin y al cabo ella no tenía nada especial, no era más que una simple camarera, con un delantal maxi, poco interesante al parecer incluso en la intimidad.
No era lo bastante buena para él, ni para nadie. Por eso estaba sola y había sido crédula, e ingenua.

Así era ella...

-Aquí tiene el primer plato, que aproveche!
 Decía con una sonrisa en la cara.

Pero de camino a casa, hundía su mente en la música a toda voz de su mp3 y enjugaba sus ojos en sus manos con olor a la carta del día.

Se hundía su corazón roto en una deliciosa salsa de lágrimas, simple y tierno como una albóndiga.








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