-Ahora ábrelos.
Le susurró ella al oído.
Aun tenía en sus labios el dulce sabor de su beso.
El ambiente estaba caldeado, y se respiraba el vapor del agua caliente y el embriagador aroma a vainilla que desprendía su cuerpo desnudo.
Abrió los ojos y la pudo ver ante sí, sus ojos color avellana le miraban con ternura, y un brillo en ellos delataba la ilusión que le hacía mimarle.
Había sido un día duro, no, en realidad habían sido varios días duros. Estaba cansado, desanimado y se sentía sin fuerzas para luchar contra la apatía que tiraba de él.
"Estoy cansado, raro, no sé...lo siento..." le había confesado.
"Lo sé" contestó ella con cariño "por eso te ordeno que vayas a buscar una canción y el portátil, y algo de beber, lo que prefieras, y no entres hasta que yo te lo diga, eh!" le echó del baño y cerró la puerta tras él.
Se había soltado la larga melena castaña. Es lo único que no pudo adivinar el tacto de sus manos, al desnudarla a tientas en la oscuridad de sus párpados.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo al recordar los besos y las caricias que ella había ido repartiendo suavemente por su piel, conforme la había ayudado a quitarse el jersey, la camiseta, los vaqueros, los calcetines....
Y allí estaba delante de él, aquel cuerpo suave y cálido que había tocado.
Aquellas manos que le habían acariciado a él.
Aquella boca que le había besado y hasta dado algún que otro mordisquito...
Se había pintado los labios de rosa, sólo para él, porque a él le gustaban así. Y se había perfumado sólo por él, con la colonia de vainilla nueva. También su pelo estaba suelto por él. Siempre lo acariciaba y le decía lo mucho que le gustaba hacerlo....
Se sonrojaron y rieron.
-Ven, mira...toda para ti...
Se apartó un poco y pudo ver tras ella la bañera, llena de espuma, y agua caliente.
En todos los recovecos posibles había encendido velitas, y también se quemaba una barrita de incienso.
Todo el baño era luz y oscuridad, y olores, todo era calidez, y se sentía uno tan bien allí dentro, tan confortable...
-Hala... toda? Tú no vienes?
-Bueno, sí y no, primero entra y ponte cómodo.
Entró en la bañera y el agua estaba más caliente de lo que esperaba. Notó al principio que le quemaba la piel, pero era agradable, y al cabo de unos segundos la sensación desaparecía.
Se sentó con cuidado, sumergido en el agua y la espuma.
También la espuma olía a vainilla como ella, eso le gustó.
Ella metió despacio los pies en el agua, y también sintió lo caliente que estaba.
Se sentó en el borde y cogió una esponja de flor que flotaba por allí.
Empezó a mojarle con ella los hombros, el cuello y la espalda, lenta y tiérnamente.
Sus movimientos eran casi hipnotizadores, sumergía la esponja, la sacaba y derramaba sobre él aquella agua tan caliente con aquel delicioso olor...
Le encantaba la sensación...Por primera vez en días sintió que su cuerpo se relajaba, y lo que era más importante aun...se había olvidado de todo lo malo.
Con las manos humedeció su cabeza, y lavó su pelo dándole un masaje relajante en la cabeza.
Esta vez no tuvo que decirle que cerrara los ojos...parecía como si durmiera, o soñara...La expresión de su rostro estaba cambiada, podría decirse que parecía feliz.
-Bueno, ya he terminado, ahora me toca a mi. -Le dijo ella, le sonrío y se metió entera en la bañera, apretando al hacerlo sus cuerpos en el reducido espacio.
Y él hizo lo propio, con cuidado y amor la fue mojando y enjabonando con la esponja.
Le mojó el pelo y se lo lavó.
Todo olía tan bien allí...el gel, el champú, el agua, la cera de las velas, el incienso, ella y él mismo....
Abrió el grifo para poder aclararle bien la melena, y cuando terminó y la vio...no pudo evitar sentir que era la cosa más bonita que había visto nunca.
Los mechones de pelo oscuro y mojado le caían a ambos lados de la cara, como lamiendo su contorno, y descendían por su cuello, sus hombros, su escote y sus pechos, y más allá, donde la espuma no dejaba ver....
Sus preciosos ojos avellana brillaban limpios y llenos de sentimiento.
Su naricita la cual besó tiérnamente, perfectamente dibujada...
Sus labios maquillados de rosa.... sus mejillas sonrosadas por el calor, su piel blanca salpicada por miles de gotitas y a veces por espuma...
Y ella le miraba con aquellos ojos, le miraba y le sonreía a él, le acariciaba a él...
La besó "mua, suave, y tierno...lleno de cariño"
Le besó "mua...dulce, y húmedo...y lleno de cariño"
-Te quiero.
-Te quiero.
Se dijeron mirándose a los ojos.
Ella alargó un brazo fuera de la bañera y cogió dos tazas con chocolate que él había traído, según sus órdenes.
Bebieron el chocolate tibio, y ahora sus besos sabían a chocolate y a vainilla.
Y así continuaron su baño, llenándose de mimos el uno al otro, abstraídos y lejanos del resto del mundo curándose las heridas del día y de todos los días, hasta mucho después de que el agua se enfriara y se hubiera apagado ya el incienso, cuando aun lucían algunas velas y el calor de sus corazones que luciría por siempre.